Ars sonora

En el inicio de esta edición de Ars Sonora escuchamos, en las voces del coro filarmónico de Tokio, la pieza titulada "Inori" ("Oración"), una obra para coro mixto de dieciséis voces a cappella escrita tras la catástrofe de Fukushima de marzo de 2011. Una composición que nos invita a la meditación, también en estas fechas tan difíciles. Su autora, la compositora japonesa Malika Kishino (nacida en Kioto en 1971), protagoniza nuestro programa. Tras sus estudios de Derecho en la Universidad de Doshisha, Kishino viajó a Francia en 1995 para estudiar composición en la Escuela Normal de Música de París con Yoshihisa Taira, continuando después su formación en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de Lyon bajo la tutela de Robert Pascal, y también en el parisino IRCAM (Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique) con Philippe Leroux. Se trasladó a Colonia en 2006, y desde entonces ha centrado en Alemania buena parte de sus actividades. Su labor en el campo de la composición electroacústica -ámbito en el que nos centramos, tras la primera audición- ha estado respaldado por instituciones como el GRAME de Lyon, el Experimentalstudio de la SWR en Friburgo, el ZKM de Karlsruhe o el Groupe de recherches musicales (INA-GRM) de París, entre otras. El primero de los centros mencionados, el GRAME, encargó la segunda de las obras de Kishino que escuchamos, "Rayons Crépusculaires", escrita entre 2007 y 2008, para bombo solista, gran conjunto instrumental dividido en tres grupos -el ensemble MusikFabrik dirigido por Daniel Kawka, en la versión que presentamos-, y sistema de electrónica en vivo para ocho canales. Si en este trabajo las múltiples articulaciones que se aplican la membrana del gran bombo permiten que este instrumento solista rivalice con la electrónica en cuanto a la diversidad de los timbres generados, en la siguiente audición es la guitarra eléctrica -junto a la trompeta, el trombón, dos percusionistas, piano y violonchelo- el instrumento encargado de propiciar texturas y densidades de resonancias electrónicas. Se trata de "Sensitive Chaos", escrita en 2010 como resultado de un encargo del Ensemble Ascolta, cuya interpretación, con Michael Alber como director, escuchamos en el final de este programa monográfico.

Conversamos con Laura Romero, radioartista e investigadora en narrativas sonoras nacida en Valencia en 1984, que nos presenta su proyecto "Puzzle de fronteras", realizado en colaboración con André Cunha -periodista y programador cultural freelance nacido en Lisboa en 1978-. Esta serie documental radiofónica en cuatro episodios -de la cual nosotros presentamos varios extractos- se define, en palabras de sus autores, como un "'on the road' sonoro a través de las múltiples (no) fronteras alrededor de Cataluña, durante la infinita resaca del otoño de 2017, que todavía se extiende hasta hoy. Es una sintonía polifónica que intenta cruzar varias líneas del mapa buscando rutas y dimensiones menos recorridas, nuevos horizontes, paisajes más allá de la cortina blanca y negra que cubre las ventanas mediáticas". El trabajo incorpora varias lenguas ibéricas –sobre todo castellano, catalán y aranés–, y en menor medida el francés. "Puzzle de fronteras" puede describirse como reportaje documental, creación sonora, ensayo radiofónico... Acudiendo de nuevo a sus autores, "es un caleidoscopio multilingüe que da voz a algunos de los personajes que componen este territorio universal: voces en las fronteras, voces sin frontera". La obra también puede ser escuchada desde la perspectiva de la composición electroacústica o el arte sonoro, prestando atención a la polifonía de sus voces y a la construcción no lineal de narrativas. Sobre todos estos aspectos reflexionamos junto a Laura Romero, quien se especializó en documental sonoro en Francia y se doctoró en Comunicación en España, y que ha desarrollado su labor investigadora en la Universidade do Minho en Portugal, presentando sus trabajos para la radio en la Cadena SER, Àpunt Mèdia, RNE, Radio en Construction y M21. Prestar nuestros oídos a la idea de frontera se hace especialmente apropiado en unos tiempos en los que este concepto vuelve a cobrar una extraña y paradójica vigencia, al ser totalmente ignorado por virus y contagios, pero tristemente determinante para una acción política internacional que todavía se manifiesta letalmente insuficiente, y para nuestra vida más cotidiana y doméstica, en la que las fronteras se han adelantado -en recientes palabras de Paul B. Preciado- al portal de nuestra casa, o incluso a la mascarilla que cubre nuestra boca.

Si bien la actual crisis sanitaria motivada por el virus COVID-19 ha obligado a cancelar la mayor parte de actividades previstas en la programación de la muestra de arte sonoro e interactivo In-Sonora 11, en esta conversación con Maite Camacho -directora y comisaria del proyecto-, grabada con anterioridad a dicha crisis, se repasan los contenidos originalmente preparados dentro de la misma. Recogemos aquí íntegramente este diálogo, que en todo caso sirve como reflejo del esfuerzo organizativo desarrollado durante los meses anteriores, y como homenaje a los artistas e instituciones que también participaron de todo ese trabajo. La celebración de In-Sonora 11 debía desarrollarse en Madrid entre el 9 y el 22 de marzo de 2020, y el evento contemplaba -como en las anteriores ediciones, que hemos venido presentando puntualmente en Ars Sonora- instalaciones sonoras, sesiones de experimentación audiovisual, performances, propuestas de escucha atenta e inmersiva y net.art, entre otras manifestaciones que incluían, igualmente, espacios de encuentro, colaboración y aprendizaje colectivo. Entre los artistas participantes figuraban españoles como Eli Gras, Xoán-Xil López, Laura Netz o Enrique Tomás, así como otros creadores procedentes de países como Canadá (Alexis Langevin-Tétrault), Estados Unidos (Elizabeth Withstandley) o Taiwan (Wu Siou Ming). También destacaba la fuerte presencia de artistas de países latinoamericanos, como André Damião, Estefanía Santiago, Claudio Merlet o Aurora Esteve. Entre las sedes de In-Sonora 11 figuraban instituciones como Réplika Teatro, Casa Banchel, Cruce, Aspa Contemporary, el IED Madrid o Medialab-Prado, entre otras que también se detallan en nuestro diálogo con Maite Camacho. In-Sonora 11 volvía a apostar por el incentivo directo a la producción y experimentación artística con su programa de residencias en Medialab-Prado, institución que acogió -hasta cuando fue posible- a los artistas Xoán-Xil López y Horacio González, quienes desarrollaron allí su proyecto «KRYSTALLOS» (una instalación sonora basada en los compuestos cristalizados y su relación con la tecnología holográfica). Entre las piezas acusmásticas seleccionadas para la programación de In-Sonora 11 figuraban trabajos de Mattia Benedetti, Raphaële Dupire, Omer Goldberg, José María Herrera Venditti, Eduardo Palacio, Juan José Raposo, Mauricio Rivera y Antonio Rocha. En nuestro programa escuchamos algunas de estas obras, confiando en que muy pronto puedan volver a sonar en formato de concierto público, como estaba previsto.

Continuamos nuestro diálogo con Coral Nieto, investigadora en el parisino Centre for Art and Languages de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (CRAL-EHESS), así como en la Escuela de Doctorado de la Universidad de Girona, bajo la dirección de Annick Louis y Carmen Pardo, respectivamente. Su estudio aborda una rama de la poesía sonora francesa contemporánea que manifiesta el devenir sonoro del texto y del lenguaje. Una reflexión desde el sonido, como territorio interno expresivo y campo de investigación, implica una dimensión material de la poesía que defiende la lengua como material poroso que obra y se abre, y que al hacerlo desborda el lenguaje. Esta apertura de la voz se manifiesta mediante una oralidad electroacústica, que intenta superar la noción restrictiva de “poesía sonora” en favor de la phoné -fenómeno sonoro y lingüístico- en su acontecer y no como herencia postvanguardista, refiriéndose así tanto un “objeto sonoro” como a un “objeto de lenguaje”. A lo largo de este doble monográfico de Ars Sonora, Coral Nieto presenta el trabajo de ciertos autores que componen el cuerpo de estudio de su tesis doctoral (Anne-James Chaton, Jean- Michel Espitallier, Jérôme Game, Olivier Cadiot…). Todos ellos forman parte de una misma red literaria surgida en los años ochenta del siglo XX en la escena francesa, configurando un momento “post-poético” y “transgenérico”. Con una voluntad de repensar las categorías y las clasificaciones, así como de liberar al objeto de todo discurso metafísico para estudiarlo en su materialidad misma, se agrupan en torno a nuevas revistas, editoriales y escenas de enunciación. Esta escena dialoga con compositores de la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI, desde la música concreta, acusmática y experimental a la minimalista o el rock progresivo (Pierre Schaeffer, Bernard Heidsieck, Steve Reich, John Giorno, Luc Ferrari, Rodolphe Burger, Alva Noto…). En esta segunda emisión, si bien presentamos unas prácticas contemporáneas no categorizadas propiamente como poesía (sino, más bien, y según cada caso, como ópera, arte radiofónico, performance…), éstas acusan puntos comunes de reflexión: una voluntad por cuestionar las fronteras de lo lírico, por repensar los desafíos de la voz en un desarrollo constante de la lengua y del lenguaje, y por buscar nuevos espacios de enunciación. Analizamos estas posibilidades desde la escucha de trabajos de autores como Violaine Louchu, Laurie Anderson, René Lussier, Pierre Jodlowski... En todos ellos se evidencia un deseo, en ciertas ocasiones frustrado o quebrantado, por ir al encuentro de lo “poli-” como parte de la naturaleza intrínseca de una “voz-relación” (tal y como la define Serge Martin): se trata de “objetos” polirrítmicos, polifónicos y poliperspectivistas. La literatura, cuyo material principal es el lenguaje, se encuentra aquí sometida a un continuo proceso de apertura, reformulación y reapropiación según las necesidades de cada autor y del contexto en el que se despliega su “objeto”. Cada uno se dispone a “fabricar” su propia literatura en función de la relación que éste entreteje con el lenguaje y con la lengua: la exploración del signo lingüístico, en términos sonoros y materiales, pasa por la mutación del grafema en fonema y viceversa. Con un lienzo de escritor, estos autores escriben “música” manteniendo los ritmos literarios y haciendo uso de memoria de la “voix parlée”. Así pues, la forma termina por ser la que afina el sentido una vez que el fondo alcanza la superficie en un proceso constante de transformación y expansión. En este sentido, la voz, mediatizada en términos de amplificación, modulación, desmultiplicación, variación, filtraje, etc., se transforma en materia de composición rica en accidentes, al mismo tiempo que la música, reaccionando y dialogando con la oralidad rítmica y la tonalidad, se convierte en terreno sensible y semántico. La apertura de la voz, y con ella el despliegue de la forma y del sentido, requiere una nueva acción de la escucha que termina por definir la naturaleza misma del poema. Al considerar el lenguaje como un objeto sonoro, es la oreja del auditor/espectador la que se enfrenta al proceso mismo de su constitución, fabricando nuevas significaciones y reescribiendo el objeto. Con todo, la voz, deslizándose en nuevos ambientes sonoros contemporáneos a su época, se convierte en proceso de comunicación e índice de advenimiento de lo real.