El imperialismo ruso es una amenaza para Europa, no para en América Latina
¿Por qué son pocas las voces en América Latina que se levantan para condenar con firmeza la invasión rusa a Ucrania? Planteamos la pregunta al profesor de historia contemporánea Juan Avilés, la doctora en Ciencias Sociales Adriana Amado y las especialistas en Relaciones Internacionales Ruth Ferrero y Edmé Domínguez.
Para saludar este 2023, los rusos parecen haber decidido dar un salto en el tiempo, al menos hasta la Guerra Fría. En la televisión pública rusa, las canciones, las risas y los bailes acompañaron un discurso altamente nacionalista al tiempo que los bombardeos contra los civiles ucranianos no dieron tregua para esa fecha.
"Si uno miraba la estética, parecía un programa de la época de la Guerra Fría. Confirmaba esa vocación imperialista, el estilo propagandístico, la perspectiva de un mundo que ya no existe. Estamos ante un país con una mirada muy retrógrada, con pretensiones imperiales donde los artistas y los militares asienten. Se nota además el autoritarismo que también debe soportar el pueblo ruso", dice Adriana Amado, doctora en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Magister en Comunicación Institucional y Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires.
Para Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid e investigadora escrita al Instituto Complutense de Estudios Internacionales, "Putin ha utilizado un discurso que es muy etno-nacionalista. Es un discurso que se sostiene sobre el principio de la superioridad de los rusos como eslavos frente a otros pueblos eslavos y que forma parte también de ese espíritu de expansión imperial que lo caracteriza".
Ese programa de Nochevieja sería meramente cómico o ridículo, si no fuera porque al mismo momento el ejército ruso estaba bombardeando el territorio ucraniano, disparando contra los civiles y ocasionando aún más daños a la infraestructura del país.
En realidad, el programa destinado al público ruso está en sintonía con una de las principales convicciones del mandatario ruso, que precisa el profesor de historia contemporánea Juan Aviles.
Putin quiere reconstruir el imperio ruso
"Putin dijo que la caída de la Unión Soviética y el fin del dominio soviético sobre Europa era la gran catástrofe estratégica del siglo XX. Putin realmente lo que quiere es reconstituir el imperio ruso. Así es que los ataques contra la supuesta ‘nazificación’ de Ucrania, un país con elecciones democráticas y con un presidente judío, pues no eran más que fanfarria propagandística", sostiene el catedrático de la UNED de Madrid.
Diez meses después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, Putin ha dicho que "la justicia moral e histórica está del lado ruso".
El profesor Avilés piensa más bien que "lo que Putin y muchísimos rusos no admiten es que Ucrania pueda ser una nación diferenciada porque tienen evidentemente un pasado como muy importante. Lo que ocurre es que el ataque ruso lo que ha provocado es reforzar el nacionalismo ucraniano".
¿No hay también en el discurso de comienzos de este 2023 de los propagandistas rusos como un tufillo de la Segunda Guerra Mundial en el sentido de reivindicar una superioridad sobre los ucranianos, así como sobre Occidente?
"Sí, estoy de acuerdo, pero en un aspecto: la actitud de Putin y muchísimos rusos respecto a la caída del imperio soviético es muy parecida a la reacción de Hitler y muchísimos alemanes a la derrota en la Primera Guerra Mundial. Estos rusos de hoy dicen: ‘Somos una gran nación y, por motivos extraños, hemos sido derrotados. Tenemos que recuperar nuestra grandeza y somos superiores".
El profesor Avilés precisa que el discurso ruso no es abiertamente racista, pero para él "sí hay este discurso de superioridad; se considera que los ucranianos son traidores, una especie de rusos que no quieren serlo. Sí, hay bastantes similitudes con la Segunda Guerra Mundial. La diferencia radica en que la reacción del resto del mundo en los años 30 y ahora es diferente".
A propósito de reacciones, ¿qué decir sobre la actitud de los gobiernos latinoamericanos? No solamente ningún país ha decretado sanciones contra Rusia, sino que algunos expresan como una especie de indiferencia hacia lo que está pasando. ¿Qué piensa el profesor Avilés?
"No me sorprende mucho. Para empezar, América Latina está muy lejos. En realidad, incluso en Europa se ven las cosas de manera distinta si uno está en Suecia o en Polonia o si uno está en España o Portugal, donde ya estamos bastante lejos. O sea, para América Latina es una cosa que está muy lejos", piensa Avilés, quien subraya un segundo aspecto.
"Desde hace décadas para la izquierda latinoamericana el enemigo, por definición, es Estados Unidos. Es decir, que un gobierno de izquierda latinoamericano muy probablemente no se va a posicionar con Estados Unidos. En Europa pasa todo lo contrario. En España ahora tenemos el gobierno más izquierdista de toda la historia democrática y, sin embargo, ha hecho frente común con todos los demás gobiernos europeos. Pero es que Europa se siente amenazada por Rusia y Latinoamérica no se siente en cambio amenazada por Rusia. Es lógico".
Esta posición no es exclusiva de América Latina.
El drama de Borrell
Para la profesora Ruth Ferrero, en efecto, "la cuestión de América Latina en relación con Rusia enlaza muy bien también con el caso africano. América Latina y África son los dos grandes exponentes de ese gigantesco sur global que no están dispuestos a alinearse con las tesis que en el norte global son mayoritarias, que es el de la lucha, el enfrentamiento directo con Rusia. Y esto es algo que en Europa el Alto Representante (de la diplomacia de la UE) Borrell lo vive de manera muy dramática. Borrell no consigue efectivamente transmitir el relato dominante en la Unión Europea, el cual es, básicamente, que hay un agresor (Rusia) y un agredido (Ucrania)".
El presidente francés también se ha expresado en el mismo sentido que Borrell, por ejemplo en la última reunión de la Asamblea General de la ONU cuando calificó el conficto en Ucrania como una "guerra del pasado, una guerra de la era del imperialismo".