Dugones, conchas de abulón y corales amenazados de extinción reflejan destrucción de los mares
Los dugones o "vacas marinas", pacíficos primos de los manatíes, el coral piral del Caribe y cerca de la mitad de las conchas de abulón, están en peligro de extinción, reveló la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La publicación de la lista roja actualizada ocurre en plena Cop15 en la que se busca proteger la biodiversidad.
En un nuevo informe, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) alerta sobre la suerte de los dugones, un gran mamífero que pasta en los fondos marinos con su hocico en forma de trompa en las aguas costeras. Sus poblaciones en el este de África y de Nueva Caledonia están ahora "en peligro crítico" y "en riesgo" de extinción, según la UICN. En su conjunto la especie sigue clasificada como "vulnerable", la categoría inmediatamente inferior.
En las costas del este de África, por ejemplo, los accidentes con pesqueros, la contaminación química, la exploración petrolera y la pesca ilegal han reducido drásticamente la población de dugones. Los científicos estiman que tan solo quedan 250 de ellos en esta región.
El anuncio muestra la urgencia de un acuerdo mundial para reducir la presión destructiva de las actividades humanas en el medio marino. Sobrepesca, desechos contaminantes, calentamiento global, acidificación del agua, entre otros factores, son el cóctel destructor, ampliamente documentado por la ciencia, que está en el centro de las negociaciones de la COP15 sobre la biodiversidad en Montreal.
Otra especie también corre peligro de extinción: se trata del coral pilar que se caracteriza por su forma de dedos submarinos y que, como los otros corales, es un eslabón esencial de la biodiversidad submarina. Y en el Caribe, desde las aguas de Florida, hasta las Antillas, pasando por la península de Yucatán, ha disminuido peligrosamente. “En más de la mitad donde está presente la especie, sus poblaciones han visto reducciones de un 80%”, constata Françoise Cabada Blanco, miembro del grupo de especialistas en corales de la UICN. “El riesgo de extinción es mayor y por lo tanto requiere acción de conservación inmediata para evitar su extinción”, alerta la científica.
El coral, degradado por nuestro medicamentos
El sindrome de pérdida de tejidos que se transmite muy rápidamente ha sido la principal causa que llevó a la disminución drástica de las colonias de coral pilar desde 2014.
El ser humano también tiene una grave responsabilidad en la disminución de la superficie de los corales en el Caribe. “El desarrollo costero es una de las causas que ha afectado más el deterioro de casi todas las especies de corales del Caribe. Las aguas servidas que vienen de la tierra, incluida entre las aguas tratadas están todos los medicamentos que nos tomamos y que salen por la orina crean varios desbalances dentro de la fisiología de los corales y de otros invertebrados marinos”, detalla Cabada Blanco.
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Y la ampliación de esa lista de especies en vía de extinción suena como un aviso más a los delegados de 190 países reunidos desde el 7 de diciembre en Montreal para la conferencia de Naciones Unidas sobre biodiversidad, la COP15. Una cumbre busca poner un alto a la gravísima pérdida de biodiversidad que afecta los bosques, los océanos, las especies, facilita la circulación de virus y perturba nuestras economías.
“Estamos en un momento crítico. El número de especies y la salud de los ecosistemas ha estado disminuyendo a un ritmo alarmante. Una cuarta parte de las especies están en peligro de extinción y más de la mitad de la economía mundial depende de la naturaleza”, apunta Lina Barrera especialista en políticas de conservación en la ONG estadounidense Conservation internacional.
Entre las soluciones sobre la mesa en Montreal figuran un compromiso para proteger el 30% de la tierra y los mares del mundo para 2030, la eliminación los subsidios dañinos a la pesca y la agricultura y la reducción de los pesticidas agrícolas.
“Las áreas de conservación son una de las herramientas más efectivas para mantener la biodiversidad”, constata Lina Barrera, entrevistada por RFI.
Costa Rica: el modelo a seguir
En Latinoamérica existe precisamente un país que implementó a gran escala una política de conservación y restauración de la naturaleza: se trata de Costa Rica. Un modelo a seguir para la preservación del bosque tropical. En el noroeste del país, entre 1960 y 2005, la cobertura forestal en la región de Guanacaste ha pasado de 37% a 47%. Los mapas satelitales muestran cómo se ha cubierto de verde esta región. En total, 80.000 hectáreas de antiguas tierras ganaderas han podido recuperar su estado natural.
Julio Calvo Alvarado, ingeniero forestal del Tecnológico de Costa Rica ha estudiado la reconstitución del bosque. Su entrevista con RFI:
A mediados de los años 90 se instauró un mecanismo de pago de servicios ambientales, mediante el cual el estado costarricense paga a los dueños de la tierra o ganaderos para que restauren los bosques, los conserven y luchen contra los incendios. Con la reconstitución del bosque tropical han reaparecido especies como la águila harpía y el papaguayo, especies emblemáticas de la regió y grandes atractivos turísticos.
El avance espectacular de la cobertura vegetal en Costa Rica en las últimas décadas muestra que es posible revertir la curva peligrosa de la pérdida de biodiversidad. Eso sí, con una fuerte voluntad política y una alta consciencia.